El conocimiento espiritual limpia la mente, y nos ayuda a emprender buenas acciones. Pero eso no es suficiente. También el corazón debe ser puro. En ausencia de pureza de corazón, nunca podrá haber pureza de mente ni de intelecto. No debemos permitir que las plantas trepadoras de las malas cualidades se enreden en el corazón. Una trepadora que avanza cubriendo al árbol, finalmente sofoca al árbol mismo. Debemos asegurarnos de que las trepadoras de la lujuria, ira, codicia y encaprichamiento no se enreden en nuestro propio Uno Mismo. La sociedad valorará por sobre todo la pureza de corazón, más que cualquier otro logro. Podemos escapar de una casa en llamas, pero no de los sentidos encendidos por el fuego de las malas cualidades. El principal deber de toda persona es mantener sus sentidos bajo control.
- Divine Discourse, Jan 22, 1960. |