A veces puedes sentirte pecador y esencialmente malvado. Pero si alguien pensara lo mismo, y te dijera "¡Hola, pecador!", te molestarías. ¿Por qué? Porque tu verdadera naturaleza es la pureza, la paz y la alegría. Eres divino. ¡Eres una manifestación de Dios! Tu mente, intelecto, memoria, ego y sentidos (Manas, Buddhi, Chitha, Ahamkara e Indhriyas) son como los ladrillos, barras de hierro, cemento y madera que entran en la construcción de una casa para que en ella viva tu alma. Ellos no son tú; el verdadero tú es el Alma Divina (Atma). A esto lo podrás apreciar de verdad mediante la meditación constante, el andar en buena compañía, el escuchar charlas de los que han logrado la autoconcienciación, y el seguir ciertas prescripciones de disciplina. Es por eso que pongo tanto énfasis en la disciplina.- Divine Discourse, Nov 25, 1964. |