La persona que conduce un auto puede concentrarse en el camino, ansiosa de evitar un accidente y evitárselo a otros. En este caso, es el miedo lo que induce la concentración puntual de la mente. Pero el amor es una fuerza más grande, como ayuda a la concentración. La fe se desarrolla hasta ser amor, y el amor da como resultado la concentración. En esa situación, la plegaria es posible, y comienza a dar fruto. Ruega, usando el Nombre como símbolo del Señor; ruega, manteniendo aplacadas todas las ondas de la mente. Ruega, como cumpliendo con un deber para tu existencia misma; como el único justificativo por haber venido al mundo como ser humano.
- Divine Discourse, Nov 23, 1961. |