Todos van en pos de la felicidad. La cacería tras de trabajos cómodos y posiciones de influencia, la fundación de bancos y de casas de negocio; el incremento de bungalows – todo esto es evidencia del afán por vivir con felicidad. Mas no existe una real ansiedad por vivir en paz. La felicidad no habría de ser confundida con la paz. Ningún rico, de buena posición, próspero o poderoso goza de paz. La paz no se puede encontrar en libretas bancarias ni en cajas fuerte. Esta verdad la pueden investigar y verificar por sí mismos. La paz tampoco se puede asegurar con el amontonamiento de bombas y de armas. El mero terror y contra-terror no establecerán cordialidad ni armonía. Dénse cuenta que lo físico está subordinado a lo espiritual. El secreto de la paz radica en el servicio o el amor hacia todos los seres. La paz internacional no podrá despuntar hasta que las mentes no se limpien de odio y terror; eliminen estos dos perversos rasgos dentro de cada corazón y planten en ellos el amor y el servicio. - Divine Discourse, Mar 22, 1965. |