Sólo cierren los ojos por cinco minutos y piensen en el provecho que sus esfuerzos les ha conseguido. Un deseo siempre conduce a otro y esto continúa como en una cadena que nunca termina. Inicialmente, desean casarse, luego tienen una hija o un hijo, después de esto desean terminar su respectiva educación, su matrimonio y la lista sigue y sigue. La alegría que se logra con la satisfacción de cualquier deseo es imperfecta, limitada, temporal y llena de aflicción. El secreto de la verdadera felicidad radica en el vairaagya (desapego). La lengua ve pasar sobre ella aceite, mantequilla y sustancias grasas, mas no es afectada por ellos y no se pone grasienta. Tampoco la mente debiera ser afectada por la experiencia del éxito o el fracaso, la ganancia o la pérdida, el bienestar o la enfermedad. Practiquen el rendirse a los pies del Señor en todo momento, permitan que Su voluntad prevalezca. - Divine Discourse, March 3, 1965. |