El Señor es el morador en todos los seres, y lo impregna todo. Es el alma en todo ser. Está en ti, tanto como en todos los demás. El Señor no está más presente en una persona rica, ni es más grande en una persona gorda. En todas las personas, Su chispa ilumina la caverna del corazón. El Sol brilla igualmente para todos; Su Gracia cae igualmente sobre todos. Ustedes construyen obstáculos que impiden a los rayos de Su Gracia tocar y calentar sus corazones. No culpen al Señor por su propia ignorancia, tontería o perversidad. Así como el agua subterránea surge en chorro cuando un trépano perfora hasta esa profundidad, tú toca la fuente de la Divinidad, mediante la constante repetición del Nombre del Señor; y un día ella brotará en abundancia, dándote una alegría sin fin.
- Divine Discourse, Dec 20, 1958. |