Todos y cada uno de ustedes tienen mucha concentración. Porque toda tarea requiere concentración, y cada uno de ustedes se ha beneficiado de ella. El carpintero, el tejedor, el oficinista, el barquero, el científico, todos la tienen, en mayor o menor medida, y la usan en la vida diaria. Ustedes deben aprender a aplicarla también sobre sus propias mentes. Dirijan la mente hacia su propio funcionamiento, examínenla y enséñenle a limitarse a las buenas compañías, buenos pensamientos y buenas acciones. Practiquen la meditación en cualquiera de las Formas del Señor, y repitan cualquier Nombre del Señor, teniendo conciencia de su dulzura. Eso le enseñará a la mente a ser aguda, y producir buena música a partir de las alegrías y tristezas que son el acompañamiento de la vida.
- Divine Discourse, Oct 10, 1964. |