Al intelecto le encanta deleitarse en debatesy discusiones. Una vez que has cedido a esta tentación, te lleva mucho tiempo escapar de sus grilletes, y avanzar para disfrutar de la dicha que puedes obtener de su aniquilación. Tus sentimientos y emociones distorsionan tu proceso de pensamiento, y convierten a la razón en un toro salvaje. Después de cierto momento, tu camino espiritual debe estar iluminado por la devoción y la intuición. Por lo tanto, ten cuidado – tu intelecto sólo te puede ayudar durante cierta distancia a lo largo del camino a Dios. El egoísmo tiende a alentar y justificar nuestras acciones, pues con frecuencia nuestra propia razón nos puede conducir por el mal camino, si ese es el camino que nos agrada. A menudo uno llega a la conclusión a la que quiere llegar. Por eso, haz una cuidadosa elección del camino que vas a transitar.
- Divine Discourse, Apr 12, 1959. |