| Así como el cuerpo es la casa en la que viven, el universo es el cuerpo de Dios. Una hormiga que les muerda el ortejo menor del pie, atrae en una fracción de segundo toda su atención hacia ese punto, y ustedes reaccionan al dolor y se esfuerzan por eliminar al pequeño enemigo. Así también debieran sentir el dolor, la angustia de la gente en la sociedad que les rodea. Deténganse un momento para calcular qué bien le han hecho a la sociedad que les ayuda a vivir confortablemente su vida. No desperdicien sus talentos por canales improductivos. No debieran ser una carga para otros ni un enemigo para sí mismos. Extiendan su simpatía para servir a otros que lo requieran, hasta donde lo permitan su capacidad y recursos. Sean bondadosos con todos sus congéneres. | | |
- Divine Discourse, Feb 3, 1964. |