En el mundo de hoy todos los que son tenidos en alta estima como grandes personajes, se han ganado su renombre sólo por su carácter y conducta. Para lograr cualquier cosa uno debiera tener una firme determinación. Todas las religiones y escrituras concuerdan en que ayudar a los congéneres en tiempos de necesidad y salvarles de la angustia es la mayor de las virtudes. Cada ser humano posee iguales derechos en el mundo, porque la Divinidad está presente en todos. Para gozar de paz mental, es esencial practicar la tolerancia y la ecuanimidad. Los buenos y los malos, los ricos y los pobres, los educados y los iletrados existen en cada país. Incluso habiendo nacido en la misma familia, algunos son de mente estrecha, tienen ideas deshonestas y se solazan en actos egotistas, en tanto que otros son nobles y desinteresados. El ser amigable para con todos los seres y hacer el bien con amor es el deber primordial de todos.
- Divine Discourse, Dec 25, 1992. |