La repetición del Nombre de Dios es el proceso por medio del cual se puede cultivar y acrecentar la actitud de dedicación. Cuando enfrentan una calamidad deben aferrarse a esta práctica espiritual con mayor firmeza aún, en vez de perder la fe en ella y dejarla. ¡No dejen de lado el medicamento cuando más lo necesitan! Lo lamentable es que cuando una mayoría de la gente enfrenta su primer desengaño, pierde el valor y la confianza ¡y renuncia a su Señor! Hay otros que, cuando hay algo que les desagrada o cuando se sienten deprimidos, recurren a los Nombres del Señor en tonos que indican disgusto y los pronuncian entre suspiros y gemidos. Esto es muy incorrecto. El Nombre del Señor siempre ha de ser pronunciado con alegría, gratitud, regocijo y recordándole en todo Su esplendor. Recurran a Él con Amor, con un corazón lleno de un anhelo sincero. - Divine Discourse, Oct 15, 1966. |