Orar a Dios con adulación excesiva y pedir un favor deriva de un estado de desaliento. Describirlo como Aquel que está más allá de la alabanza por Brahma y otros dioses, y narrar las glorias que están más allá de la descripción de cómo ayudó a los devotos, y luego preguntar: "¡Oh Señor! Has hablado con ellos y les has dado tanto! ¿Por qué no vienes en mi ayuda?" parece tener su origen en los celos. Dios se complace más cuando es considerado como un amigo y un compañero. Cuando se dirigen a Él como, "¡Oh, mi querido amigo! Mi Amado! El favorito de mi corazón", Le está dando la mayor alegría. Utilizamos palabras de elogio hacia una persona desconocida para mostrar respeto y consideración ya que es un extraño. Pero damos la bienvenida a un viejo amigo con familiaridad e intimidad. Así que aproxímense a Dios como su amigo afectuoso, Él vendrá en su ayuda y satisfará sus necesidades. - Divine Discourse, Oct 9, 1989. |